FMI: antes de irse, Werner deja una receta para la pospandemia
La receta la resumen en tres pilares:
Fisco: una mayor progresividad ayudaría a reducir la desigualdad y además generaría espacio fiscal para políticas favorables a los pobres y al crecimiento. Se debería incrementar la progresividad de los impuestos sobre la renta de las personas físicas, centrándose en un recorte de las exenciones tributarias y la lucha contra la evasión y la elusión. Por el lado del gasto, se necesita mejorar la focalización de las transferencias sociales para asegurar el apoyo a los grupos vulnerables. Otro aspecto a corregir son las enormes diferencias de elegibilidad para poder obtener pensión y la estructura de determinados sistemas de prestaciones definidas. Incluso, el tema del período mínimo de cotización.
Empleo: deben implementarse políticas destinadas a la recapacitación de los trabajadores, para prepararlos para los empleos del mañana. La pandemia exacerbó la desigualdad de oportunidades educativas, por lo que deben priorizar la mejora en el acceso a la educación y su calidad. También debe ser prioritario abordar el elevado nivel de informalidad.
Economías más diversificadas: el estudio de las estrategias aplicadas por los países que han llevado a cabo con éxito una diversificación, como Corea, Malasia y Singapur, podría ser un buen punto de partida (en la región el caso peruano). Un modelo que implique al “conjunto del Gobierno”.